El “naming” es un proceso creativo que tiene como objetivo elegir un nombre: una marca, un producto, un servicio. Puede ser que a simple viste elegir un nombre sea algo sencillo pero realmente es un proceso al que es necesario prestarte atención y tener ciertas cosas en mente.
En primer lugar, tenemos los tipos de naming. Los nombres pueden ser: descriptivos (describe en sí mismo), neologismos (palabras “nuevas” como “gamer”), acrónimos (siglas), geográficos, juegos de palabras, o ego (relacionado con el nombre de una persona, como Carolina Herrera).
Los nombres que elegimos son enteramente personales por lo que podés ponerle como quieras pero sí hay algunas cuestiones que deberías tener en cuenta. El nombre elegido tiene que ser fácil de pronunciar (si las personas no lo pueden pronunciar o es complicado, se lo van a olvidar). Debe ser algo distintivo (que te diferencie de tu competencia) , sencillo (no te compliques poniendo “Compu Mundo Hiper Mega Red como Homero Simpson) y memorable (ayudemos a que los clientes recuerden nuestra marca). También, debe ser coherente (no pongas “”camiones”” en el nombre si lo que vendés es ropa).
Para llevar adelante tu proceso de naming, andá un paso más allá de elegir uno que te guste. Fijate que tenga las características que nombramos antes y que estén alineados con tu la identidad de tu marca (que la represente bien). Podés hacer brainstorming, elegir palabras al azar para inspirarte o hacer una lista y luego filtrarla.