El “inbound marketing” se basa en hacer que el usuario encuentre a la marca (y no la marca busque al usuario). Es importante hacer una aclaración: atracción no es lo mismo que intrusión. Lo que esta forma de marketing busca es, a través de estrategias de persuasión no invasivas, atraer al cliente potencial hacia la marca apuntando no a bombardear con información sino a brindar contenido útil sin irrumpir en su día a día.
El inbound marketing se compone de cuatro etapas. La primera es la de atracción: se busca captar la atención de los futuros clientes con estrategias de contenido de valor y con una buena estrategia SEO. Es fundamental tener bien en claro a nuestro “cliente ideal” para poder armar una estrategia bien dirigida con una buena segmentación. La segunda etapa es la de conversión: trabajamos en convertir a un usuario desconocido en un cliente. Una vez que logramos atraer a los usuarios a nuestra web o nuestras redes sociales, hay que convertirlos en oportunidades de venta, lo cual lo podemos hacer a través landing pages, campañas de remarketing y prestándole especial atención a la experiencia del usuario. Es fundamental en esta etapa mantener el diálogo con los usuarios.
Por otra parte, la tercer etapa es la de cierre. Ya los hemos atraído y convertido en oportunidades de venta, lo que sigue es transformarlos en clientes y embajadores de nuestra marca. Podemos reforzar esta etapa con mensajes en nuestras redes que nutran el vínculo con los usuarios y apoyándonos en el email marketing para un abordaje más personalizado. La última etapa es la de fidelización: aquí lo que hacemos es estrechar el vínculo con los clientes para que perdure en el tiempo. Lo hacemos con acciones especiales de fidelización, nuevamente con el email marketing y procurando tener una buena atención post venta.
Es importante tener en cuenta este concepto porque este tipo de estrategia brinda mayor confianza y credibilidad al no forzar al cliente a la compra. Es un proceso a mediano-largo plazo que, si se hace correctamente, nos ayuda a aumentar la retención de los clientes (¡no te olvides que un cliente nuevo nos sale 5 veces más caro que uno que ya tenemos!).