Los clientes no crecen en los árboles. Para conseguir clientes (¡los clientes correctos!) se necesita esfuerzo, trabajo e inversión. Acá es donde entra a jugar el CAC: el costo de adquisición de cliente
Un indicador que muestra el conjunto de inversiones que hace una marca para transformar un posible cliente en un cliente. Este cálculo permite saber cuánto salió conseguir esos clientes. Se puede calcular de forma mensual, trimestral o hasta anual, según lo que quieras saber.
Llegar a este indicador es bastante sencillo: dividimos el total de dinero invertido en marketing por la cantidad de nuevos clientes. Entre los costos invertidos en marketing incluimos lo que se haya invertido en publicidad tradicional (tv, radio, medios gráficos), publicidad digital (campaña en redes sociales o en buscadores) y, si hubiera, el costo de los vendedores contratados que colaboren en las campañas.
Debemos trabajar para que el costo de adquisición de clientes siempre se mantenga bajo. Hay algunas cosas que podemos hacer para mantener bajo el CAC y aumentar el valor del tiempo de vida del cliente (que es el tiempo en que el cliente tiene una relación con una marca): mantener la relación con el cliente activa para que siga comprando, tratar de llegar a clientes que vayan a hacer gastos de forma recurrente o venderles otros productos o servicios a quienes ya son clientes (¿se acuerdan del up selling?).
Por otra parte, si tu CAC se encuentra alto, también hay algunas acciones que podés tener en cuenta para bajarlo como asegurarte de segmentar de forma eficiente (cuanto mejor es tu segmentación, mejor vas a llegar a tus potenciales clientes y menos dinero “desperdiciado” en gente que no te va a comprar vas a tener) e Invertir en la experiencia del cliente (una estrategia integral que invite al usuario a transformarse en cliente y, sobre todo, en seguir eligiendo la marca).