¿Sabías que cuando escribís los textos de tus publicaciones estás haciendo “copywriting”?
En marketing, se le llama “copy” a cualquier tipo de texto que se escriba y que tenga como objetivo atraer al cliente, captar su atención y llevarlo hasta el final del proceso de compra.
Ahora, escribir un copy requiere dedicación, creatividad y práctica (sí, escribir bien lleva práctica). Más allá del contenido de los textos, la forma en que se escribe es fundamental para hacer que logren su objetivo: llamar la atención del cliente.
Para potenciar tus textos, primero, es importante que conozcas a quién le estás hablando. Cada red social tiene su público y sus formas. Entonces, para que el copy tenga efecto hay que tener en cuenta quién lo va a leer. Acá hay que considerar el tono de los mensajes (si es formal o informal) y los modismos (hay palabras que en un grupo puede captar la atención y en otro, pasar sin pena ni gloria) y su objetivo (qué se quiere lograr con ese texto).
También, reconocer el contexto en el que vamos a escribir. Cada red social tiene sus características y debemos tenerlas en cuenta. Por ejemplo, Twitter tiene un máximo de 280 caracteres por tweet, lo que nos obliga a volcar un mensaje de impacto en un espacio muy chico. Por otra parte, Facebook tiene un máximo de caracteres muchísimo mayor por lo que en esta red social uno puede explayarse un poco más en lo que escribe, Instagram tiene una extensión de 2200 caracteres pero sólo muestra el primer renglón y medio antes del “ver más”, por lo que la frase de impacto tiene que estar al comienzo. LinkedIn suele ser un poco más formal, por lo que el tono de los textos debería estar alineado con eso.
¿Por qué es recomendable tener esto en cuenta? Porque los usuarios del otro lado del teléfono se dan cuenta cuando les hablamos en un tono que no es el adecuado, cuando usamos palabras que no van con el contexto y ese ruido puede hacer que no le guste lo que lee y siga de largo.