“Pepsi: ¿Dónde está mi avión?”, nuestra recomendación del #emprendiarcadopochoclero de hoy, cuenta la historia de John Leonard, un joven de veintipico de años en Estados Unidos y que se enfrentó a Pepsi por una promoción.
La cosa es así: en los 90, Coca Cola era la marca líder del segmento cola. Segundo, estaba Pepsi. Ante esa situación, Pepsi decidió dar un giro en su comunicación y apuntar a un público más joven.
Los creativos de Pepsi decidieron lanzar una promoción en la que las personas podían sumar puntos por cada producto que compraban y canjearlo por merchandising de la marca. De esta manera, los jóvenes se transformaban en embajadores de la marca.
Todo venía perfecto hasta que se les ocurrió hacer una publicidad televisiva en la que, junto con lo que podían canjear, había un avión AV-8 Harrier II (un avión de guerra). Este premio te lo podías llevar por 7.000.000 de puntos.
Esta publicidad captó la atención de nuestro muchacho en cuestión. John Leonard vio atentamente la publicidad y notó que no había letra chica. No había nada que indicara que esa parte de la publicidad era ficticia por lo que decidió juntar los puntos necesarios.
Mientras armaba un plan de negocios junto a un socio para lograr conseguir la inversión necesaria, John se dio cuenta que la política de puntos le permitía comprar puntos sin necesidad de comprar las gaseosas. De esa forma, si compraba un par de gaseosas y les pagaba USD 700.000 a la empresa, John podía reclamar su avión.
El problema fue que cuando lo reclamó, Pepsi le dijo que en realidad no era una promoción en serio. Esto lo enojó tanto (porque en ninguna parte lo aclaraba), que decidió reclamar legalmente.
“Pepsi, ¿dónde está mi avión?” nos muestra cómo fue la cruzada de un chico contra un gigante de los negocios, tanto de su lado como del lado de quienes crearon la campaña. Y sobre todo, que las marcas tienen que ser cuidadosas con lo que prometen.