Los clientes conservadores suelen ser difíciles de atraer, pero no imposibles. No les gustan las innovaciones por lo que no es fácil que estén abiertos a conocer nuevos productos, servicios o tecnologías.
Son muy resistentes al cambio y prefieren marcas que ya están establecidas porque implican un menor riesgo (algo así como un “mejor malo conocido que bueno por conocer”). Son consumidores informados, suelen investigar sobre los productos y servicios que quieren consumir y les gustan las costumbres más formales a la hora de comprar. Necesitan saber que existen garantías antes de comprometerse.
Como dijimos, abordarlos y fidelizarlos no es algo imposible. En primer lugar, escuchalos: conocé cuáles son sus necesidades y tratá de buscar algo que se adapte lo que están buscando.
Ofreceles información detallada: explicá bien de qué se trata el producto o servicio, dejá bien claro las condiciones de compra y tus políticas de cambio, abrí canales de comunicación y dejá bien en claro cómo pueden usarlo. Facilitales la investigación: que no sea complejo acceder a todo lo que necesitan saber antes de comprar. Cuánta más información les brindes, más confianza van a ganar en tu marca.
Cuando te encuentres con un cliente conservador asegúrate de ofrecer opciones claras y seguras y que sepas que van a poder resolver sus necesidades. Tratá que no haya espacio para que duden para que puedan decidir si lo que vendés es lo que están buscando.
Finalmente, tené en cuenta que prefieren la comunicación más formal. Esto no quiere decir que cambies toda tu forma de comunicar sino que, cuando identifiques este tipo de clientes, puedas adaptarte y hablarles de la forma en la que más cómodos se sienten. De esta forma, van a sentir más confianza a la hora de conocer una marca nueva.
¿Tienen clientes así? ¿Cómo es su relación con ellos?
