Un “pitch de ventas” es una presentación en la que un vendedor le explica a un potencial cliente de qué se trata su producto o servicio y sus beneficios. La parte distintiva de esta herramienta es que suele durar muy poco: entre menos de un minuto o dos.
Si bien es una buena herramienta para implementar, a veces suele pasar que nos cuesta definir bien qué es lo que va a entrar en el pitch de ventas y terminamos poniendo información irrelevante, que cansa a quien lo escucha y que puede terminar constándonos la venta.
Para armar un buen pitch de ventas hay ciertas cosas que debemos tener en cuenta. En primer lugar, y no nos vamos a cansar de insistir, el pitch debe ser breve y claro (no te vayas por las ramas y no te desvíes del mensaje). No te olvides de explicar el problema al que se enfrentan los usuarios y cómo lo que vendes los puede ayudar con sus necesidades.
En lo que respecta a la estructura, un pitch de ventas comienza con una frase o una pregunta haciendo referencia al problema que vas a resolver (podes hacerlo usando una anécdota, o dando estadísticas también) respondiendo al “por qué” deberían comprarte. Luego, pasamos a la descripción de los beneficios (concéntrate en los resultados y no uses términos complicados). Después, contá cómo haces lo que haces (cuáles son tus diferenciales) y cerrá con ejemplos claros del impacto de tu producto o servicio nombrando logros reconocibles. Podes también sumar historias de clientes (para contar quienes confiaron en tu marca) y finalizar con una pregunta que invite a la conversación.
Esta herramienta de venta está buena porque nos ayuda a reducir el uso de las palabras de relleno y de comentar cosas de más que nos puede arruinar la conversación y hacernos perder la venta.
