Publicado el Jueves, 31 Ago. 2023
El precio óptimo se encuentra en el cruce entre “demasiado caro” y “demasiado barato”, dándonos el precio que los consumidores consideran óptimo pagar.
Sin dudas, uno de los factores que más influye en un consumidor a la hora de decidir si va a comprar o no, es el precio.
Los precios se pueden definir desde diferentes enfoques: desde los costos (el que suma un margen de ganancia esperado al costo total), desde la competencia (pueden ser similares por encima o por debajo de los de la competencia) o desde el consumidor.
Cuando tomamos al consumidor como eje para determinar los precios, lo que se busca es llegar al precio óptimo, uno que esté en equilibrio entre lo que es rentable para la marca y que sea atractivo para el consumidor.
El economista Peter Van Westerdorp desarrolló un modelo que se llama “Sensibilidad de precios” y se basa en una serie de cuatro preguntas para investigar y analizar qué precio estarían dispuestos a pagar los consumidores por un determinado producto o servicio, obteniendo como resultado el precio óptimo.
Las respuestas a estas preguntas se cruzan en un gráfico de coordenadas donde se colocan los precios en un eje y el porcentaje de personas consultadas en el otro. Los datos se van volcando en el gráfico en el que se muestran cuatro curvas: dos positivas (demasiado caro y caro pero aceptable) y dos negativas (demasiado barato y barato). El precio óptimo se encuentra en el cruce entre “demasiado caro” y “demasiado barato”, dandonos el precio que los consumidores consideran óptimo pagar.
Establecer los precios de lo que vendemos no siempre es fácil. Tené en cuenta todos los enfoques para esto para, así, poder poner el precio óptimo para tus productos, que se ajusten mejor a tu emprendimiento.
El precio óptimo se encuentra en el cruce entre “demasiado caro” y “demasiado barato”, dándonos el precio que los consumidores consideran óptimo pagar.